Con altas expectativas se estrenó días atrás ROMA, del mexicano Alfonso Cuarón. La cinta, precandidata a Mejor película en lengua extranjera en los Oscar, se centra en la historia de Cleodegaria Gutiérrez, una joven que trabaja como empleada en la casa de una familia de clase media, cuyo embarazo –y los episodios que giren en torno a este- será lo que matice la evolución del tiempo entre los años 1970 y 1971 en la Ciudad de México.
‘Cleo’, dedicada a cuidar a los hijos de sus patrones, sale embarazada de Fermín, un muchacho integrante del grupo paramilitar Los Halcones, quien termina por negar su responsabilidad y abandonar a la joven empleada a su suerte.
A la par corre la historia de su jefa, Sofía, quien inventa una mentira para aparentar que su relación con Antonio va bien, cuando en realidad este se ha ido con otra mujer y no se quiere hacer cargo de los 4 hijos que tienen juntos.
A través de estas dos historias, Cuarón contrasta dos mundos diferentes a nivel social y económico, pero que tienen un factor en común: el abandono. Es a partir de este conflicto que empieza a esbozar mensajes sobre la independencia personal y la importancia de valorar a aquellas personas que no necesariamente comparten con nosotros vínculo sanguíneo alguno.
Así pues, ‘Cleo’ recibe todo el apoyo de Sofía para llevar adelante su embarazo pese a su situación, y su jefa también recibe una especie de respaldo de parte de ella al tratar de poner orden en el caos y evitar que los niños –Sofi, Paco, Toño y Pepe- perciban de mala manera la ausencia de su padre.
Cuarón nos acerca más a la época a través de la radio con temas como Te he prometido, La nave del olvido, Más bonita que ninguna, I don’t know how love to him, El corazón es un gitano, entre otros. También lo hace a través del vestuario, los autos, la ciudad, el idioma, escenas históricas como ‘El halconazo’ y la cartelera con Atrapados en el espacio.
ROMA es una película rica audiovisualmente: mezcla planos abiertos con paneos muy lentos para que el espectador pueda apreciar los detalles en su conjunto, y muestra muchos planos busto que permiten ver de tú a tú a los personajes principales.
Estoy convencido de que uno de los objetivos del director ha sido demostrar cómo ambas mujeres vencen sus propias batallas de manera independiente, sin olvidar que lo están haciendo juntas y sin la presencia de las personas que esperaban que estén ahí con ellas.
Con un final en donde Cleodegaria vence su miedo al mar para salvar la vida de los niños que cuida, y con el sinceramiento de Sofía a sus hijos respecto al abandono ejecutado por Antonio –y el sacrificio de conseguir un trabajo ajeno a su profesión-, creo que el director ha intentado comunicar –grosso modo– cómo las personas son capaces de construir una nueva vida a través de la libertad, la independencia y la renovación.
